Sur o no Sur

Llegamos a Napoli después de dormir a pierna suelta con nuestras esterillas y sacos en alguna esquina del barco. Si seguimos con esta marcha tendremos que cambiar el nombre del blog y ponerle  “Poliki Poliki Itsasontzian”, “Poco a poco en barco”.

Habíamos quedado por la tarde con Francesco, el contacto de WarmShower que teníamos en Napoli, y mientras tanto pudimos disfrutar de la hospitalidad Napolitana.

Napoli tiene fama de ser una ciudad caótica y peligrosa, pero la influencia de todas las culturas que han pasado por ella y su actual realidad,  le dan un encanto especial. Desde el primer minuto sentimos que estábamos en el sur de Italia, donde la gente es más espontánea y se acerca con curiosidad y naturalidad para saber de ti.

En la Plaza del Plebiscito (un regalo Borbón por sus numerosos años de invasión), conocimos a Mauricio. Con él nos empapamos de la realidad Napolitana, historia e idiosincrasia y nos dejó bien claro que el sureño Italiano poco tiene que ver con el del norte. A Mauricio no le costó nada  darnos su teléfono para lo que quisiéramos.

También quedo claro que para los Napolitanos la pizza es de Napoli y punto. No hay mejor pizza que la Napolitana. Sabiendo esto no tardamos mucho en probarlo.

El volcán Vesubio es parte del paisaje Napolitano y según ellos tiene una gran influencia. Dicen que el Napolitano vive al día sin pensar mucho en el futuro y que la causa está en que el Vesubio está dormido y en cualquier momento puede despertarse, por lo que no sirve de mucho preocuparse por el mañana… de vez en cuando nos vendría bien tener un pequeño volcán cerca…

Nuestros días en Napoli los pasamos en casa de Francesco, Federica, Elisa y Sara. Viven en un barrio antiguo de Napoli, en una casa que tiene cuatrocientos años. Pasar estos días en este barrio nos ha traído muy buenas sensaciones, el ambiente que en él se vive se está perdiendo en muchos otros lugares. Es un barrio vivo, lleno de pequeñas tiendas donde puedes encontrar todo lo que necesitas para tu vida diaria, panadería, pescadería, carnicería, frutería, la iglesia, la pizzería, la tapicería, el taller de coche y la tienda de vinos… que dan un color y calor especial a sus calles que no tiene precio en este siglo XXI. Ah! en la pizzería, pizzas a 2,5 euros….y boníssimas.

Tuvimos el lujo de tener a Francesco como guía nocturno con el que seguimos entendiendo que Napoli es diferente, con sus costumbres, su propio idioma y su forma de ver la vida que, en algunos casos, puede ser caótica, pero que en otros momentos, te hace reflexionar hacia dónde vamos y cómo vamos…

También fue interesante escuchar las historias de este ciclo-viajero pionero en Napoli, y aprender un poco de las costumbres culinarias del sur de Italia y sobre todo de Napoli. Aquí la pasta y su preparación son una religión, así como la cantidad de tipos de pasta  y combinaciones que se tiene que dar. Fue un placer poder probarlos y disfrutar del momento.

Unos días más tarde partimos hacia el Este dirección Bari. Decidimos salir en tren desde Napoli porque tenemos claro que las entradas y salidas a las ciudades mastodónticas no están preparadas para las bicicletas ni para nosotros.

Tomamos el tren dirección Potenza y nos hemos sentido como en Andalucía… pueblos blancos y castillos…olivos…

…grandes superficies de plantaciones, que estaban marrones cuando salimos hace casi cuatro meses, y que ahora tiene su característico color verde.

De nuevo disfrutamos de la hospitalidad de la gente, fue fácil encontrar sitio para dormir, resguardados una vez más del viento y de la lluvia. Esta vez pasamos la noche en una granja donde pudimos beber leche recién ordeñada.

Ha sido significativa la cantidad de personas que se nos han acercado, que aunque pregunten lo de siempre se agradece enormemente, como los conductores saludando por la carretera, que aunque te peguen más de un susto, también se agradece. Las bocinas suelen ser un termómetro interesante…

Llegamos a Bari, donde nos estaban esperando Paco, Alesandra y Bianca. Su recibimiento tan cercano y cariñoso, nos hace reflexionar una vez más, sobre la cantidad de personas excelentes que hay en el mundo.

Paseamos con Paco y recorremos de su mano las callejuelas del barrio viejo, nos explica la historia y realidad de esta ciudad marítima, clave en la época de las cruzadas y que todavía muchos lo consideran como la puerta a Oriente. En Bari también sentimos que la gente del sur tiene una filosofía diferente. Como en Napoli, Bari está lleno de pequeños comercios que están muy vivos. Pensad que abrieron un Carrefour y lo tuvieron que cerrar… ¡Olé!

La realidad económica, social y política de Italia que hemos conocido, nos hacen pensar que todavía van a llegar muchos cambios por las tierras donde Quijote y Sancho, cabalgaron a sus anchas.

En Bari, Paco nos pone en contacto con Katherina, una chica Griega que nos da contactos y referencias de su país. Nos comenta que su madre ya nos está esperando en un pueblo pequeño del norte. No sabemos cómo agradecerlo, pero ya estamos sintiendo Grecia de otra manera.

Bueno, esperamos que este sea el último barco en mucho tiempo. Vamos camino de Igoumenitsa, en el norte de Grecia para intentar ir poco a poco hacia Turquía, aunque somos conscientes de que el invierno ya está aquí y que el ciclar va a ser “diferente”.

(Si queréis ver más fotos de esta etapa y de las anteriores, las tenéis en más fotos picasa)

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